Diario de una historia de amor con el Salar de Uyuni en una ruta 4x4

   Esto no es un simple post de algún lugar del mundo que hemos visitado. No es un qué ver o un qué hacer, ni siquiera un cómo llegar. No os aconsejamos que lo leáis si andáis buscando información exacta sobre los lugares que se visitan o sobre la ruta a seguir. Esto, lo sentimos, no es un diario más de viaje sobre el Salar de Uyuni. Lo que aquí encontraréis es una verdadera historia de amor entre dos personas y un lugar. Un triángulo amoroso sin envidias ni complejos. Puro, real, pasional.

   Decía Ortega y Gasset que "enamorarse es sentirse encantado por algo, y algo sólo puede encantar si es o parece ser perfección". No sabemos si lo es o si lo parece, porque quizás el amor nos ciegue, pero para nosotros Uyuni es perfecto, un lugar mágico que te va enamorando poco a poco y que esconde sus armas de seducción más allá de su rincón más famoso. Uyuni es mucho más que el salar y eso es lo que te enamora, lo inesperado.

Primera cita

   Salimos en el 4x4 a nuestra primera cita. Poco arreglados pero ilusionados. No nos recibió con sus mejores galas, tan sólo vestía unos harapos viejos y oxidados en forma de trenes abandonados. Pero algo ya nos decía que aquel lugar era diferente a los demás, interesante y especial. El llamado Cementerio de Trenes Olvidados es un lugar romántico que guarda antiguos vagones y máquinas utilizados para el transporte de minerales entre Bolivia y Chile. 

Segunda cita

   En esta segunda cita, Uyuni quería sorprendernos así que sacó a relucir sus mejores armas y nos llevó a uno de esos lugares que nunca le fallan y por el que tantos han acabado perdiendo la cabeza. El Salar de Uyuni. El desierto de sal más grande del mundo. Algo que nadie más tiene, que ningún otro puede ofrecerte, lo que marca la diferencia, lo que nos llevó a decir "quizás si, quizás pueda surgir algo, algo especial...". Así nos quedamos embobados mirándole, escuchando todo cuanto tenía para decirnos, sintiendo su grandeza.

   El Salar tiene una dimensión de 12.000 km2 y  cuenta con más de 100 metros de profundidad, una auténtica pasada. Es, además, la reserva más grande del mundo de litio y se pueden encontrar otros minerales como el boro o el magnesio. Y se puede decir que nos gustan maduritos, pues se formó hace miles de años tras secarse un antiguo lago de agua salada. 

   Pero, ¿puede haber plan más romántico que pasear junto a la persona que quieres por un parque lleno de flores? Así continuamos la cita, con las flores del desierto acompañándonos y dejando una imagen para recordar, un oasis en mitad de un mar de sal. La Isla del Pescado - llamada así por su forma parecido a este animal - es un refugio de cáctus y plantas desérticas que merece la pena recorrer.

   En esta segunda cita también pudimos disfrutar de su lado más juguetón y simpático, regalándonos juegos de perspectiva como éste y un baile con sus sombras que aún recordamos.

   Para acabar esta cita en la que ya casi nos tenía conquistados (qué facilones somos...) acabamos compartiendo uno de los atardeceres más mágicos que hemos vivido nunca. Así, el salar y nosotros, nos despedíamos de este día sabiendo que pronto algo podría ocurrir. Y todavía, estaba por llegar lo mejor...

 Tercera cita

 

   En esta cita estaba precioso. Aquí supimos que no habíamos visto nada igual, nada más bello, nada más completo. Nos conquistó con sus lagunas vestidas de todos los colores y adornadas con elegantes flamencos para la ocasión. Ni siquiera la atura en la que tuvimos esta cita (a unos 4.000 msnm) nos impidió disfrutar de tan impresionante belleza.

     

     Y fue en este momento, cuando se puso aquel vestido rojo al que llamó Laguna Colorada cuando caímos rendidos a sus pies, suplicando un beso entre sus volcanes. Un lugar especial, que te deja hipnotizado, que se deja mirar a sabiendas que no hay otro más bonito que él. Pero todavía faltaba un detalle para que todo fuera más especial, para que la historia de amor fuera completa.

    Fue entonces cuando Uyuni también supo que tenía que disfrutar de la experiencia y lanzarse, con este ramo de flores que no fue más que el preludio de un beso anunciado. El árbol de piedra nada tiene que envidiar a las rosas más bonitas y con su peculiar forma y en ese entorno, disfrutamos del momento. Love is in the air...

Y llegó la despedida...

   El día de la despedida, al que ningún enamorado quiere enfrentarse. Sólo podíamos intentar disfrutar de lo que nos quedaba, así que nos levantamos para disfrutar mientras Uyuni suspiraba entre la tierra ante nuestra partida. Son sus géiseres de vapor los que nos despiertan en la mañana más fría de estos días, a unos -15 grados.

   Todavía nos quedaba un último momento romántico, un baño en una de sus aguas termales filtradas a través de la tierra de esta zona geotérmica. Estar a bajo cero y meterse en una de esas piscinas es uno de los mejores planes que uno puede hacer para despedirse. El broche de oro a un fin de semana perfecto, para no olvidar. Sentir el calor de Uyuni con ese abrazo sincero que sabe a despedida.

   Antes de dejarlo para pasar a San Pedro de Atacama (Chile), todavía quedaba un último adios, con aquella Laguna Verde, como no podía ser de otra forma. Verde esperanza. La esperanza de volvernos a ver. O la esperanza de recordar estos días por siempre.

      El lugar más impresionante que jamás hemos visto. Un sueño con el que seguir soñando y un destino con el que algún día reencontrarse. Porque el amor es motivo suficiente para hacernos volver. Así os contamos la historia de amor entre dos viajeros y un lugar. Una historia que nunca acaba.

Continuará...

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