domingo, 13 de marzo de 2016

Un viaje a La Palma a través de #LaPalmaconSabor


   La Palma fue uno de los primeros viajes que hice de pequeño con mis padres y fue, quizás, el que me contagió con ese gen viajero que a día de hoy no tiene antídoto capaz de eliminarlo. Aquel viaje me pareció toda una aventura, un mundo totalmente diferente que se abría ante mis ojos, un lugar que me hacía sentir un auténtico explorador en busca de tesoros.

    Dice Henry Miller que “Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”. Y con esa mentalidad fui a redescubrir la isla, a explorarla de nuevo, mirándola con otros ojos y recordando a través de su gastronomía por qué la guardé en mi corazón y por qué todos los años sueño con volver a estar allí. Un sueño que se hizo realidad en Madrid, en el Espacio Cocinea, gracias a “Visita la Palma” que nos acercó la isla en forma de comida tradicional palmera a 15 blogueros de viaje. Así descubrí #LaPalmaconSabor. Así la contemplé, con el sentido del gusto, en un viaje de 3 horas que me llevó a los siguientes lugares de la Isla Bonita:


1. Atravesando el Túnel del Tiempo


    Cuando llegué al Espacio Cocinea seguía en Madrid, con la añoranza del viajero atrapado por la rutina que sueña con el próximo viaje. Pronto rompería las cadenas. Tan sólo hizo falta saborear la Cerveza Gara (cerveza artesanal canaria) mientras escuchaba la Folía que nos cantó la genial chef Mónica, para sentirme atravesando el Túnel del Tiempo, aquel que cruza la isla de Este a Oeste y que es llamado así porque entras en él con tiempo lluvioso y sales de él con un sol espléndido. Y así salí de allí, dejando atrás Madrid para sentirme con todos los sentidos en esta pequeña isla canaria.


2. Descubriendo la vida de los palmeros en Santa Cruz de la Palma


    La Palma es uno de esos lugares orgulloso de sus tradiciones y que aún pueden sentirse en sus pueblos y ciudades. Santa Cruz de la Palma es la Capital de la isla y es imprescindible explorar sus calles y dejarse empapar por la vida de sus ciudadanos. En este viaje gastronómico la descubrimos a través de las Croquetas de puchero con caviar de Malvasía, con ese sabor a “caricia de abuela”, a tradición, como las casas de esta ciudad de estilo colonial que nos hablan de un pasado que aún perdura, de la vida de los palmeros. 


    El toque del caviar falso de malvasía (un vino típico de la zona) le agregaba el dulzor que caracteriza a los habitantes de la isla y se compenetraba perfectamente con el intenso sabor a puchero de la croqueta.



3. Sintiendo los colores del Bosque de Tilos


   Verde, verde esperanza, verde que te quiero verde, verde La Palma . Todo ese verde que nos regala el Bosque de Tilos, se dejaba sentir en el siguiente plato, una Ensalada de Corvina con mojo verde de cilantro. Y es que este bosque declarado Reserva de la Biosfera es para descubrirlo en solitario, para que cada cual lo sienta a su manera. Es por eso el equipazo de bloggers que acudimos a este viaje lo representamos cada uno de manera diferente, dejándonos llevar por ese verde que nos conquistó el paladar y por cada uno de sus ingredientes: Corvina, aguacate, alfalfa, cebolla roja, plátano verde frito, hojas frescas y todo ello aderezado con mojo verde de cilantro. El vino Albillo blanco que saboreamos con este plato estaba delicioso.



4. Sorprendiéndonos con la Caldera de Taburiente


    Es imposible pasar por la Isla de la Palma sin asombrarse por el impresionante entorno de La Caldera de Taburiente, declarado Parque Nacional. Este lugar único tiene el aspecto de un enorme cráter de 8 kilómetros de diámetro. Esta vez lo visité asomándome a este enorme caldero que me hacía presagiar que el viaje iba a ser intenso. Un caldero para viajar a la Caldera.


¡Y vaya si fue intenso! Un viaje por la Caldera a través de este Cabrito con Mojo Picón y papas arrugadas acompañado del famoso gofio canario, un alimento originario de los guanches canarios. Un plato muy sabroso que disfrutamos con un vino Vega Norte. 






5. Conociendo las salinas más dulzonas de Fuencaliente 


   ¿Quén dijo que las Salinas son saladas? En #LaPalmaconSabor desmontamos ese falso mito con un postre que nos transportaba a ese blanco intenso que asombra a cualquier viajero que visita Las Salinas de Fuencaliente gracias a la deliciosa Crema de yogur de leche de cabra que bañaba el plato. Encima un marquesote, un crumble de almendra y la compañía de la sopa de piña me confirmaron que existe la sal dulce, muy dulce y que nada puede hacerme cambiar de opinión.

   Y así terminé, con la sensación de que se puede viajar sin necesidad de montarse en un avión y que La Palma, esa Isla que parece tan lejana, aquella que me hizo sentir un auténtico aventurero, también puede sentirse en cada plato.


Agradecimiento a los compañeros de viaje 


   Si algo caracteriza nuestro blog y nuestra forma de vivir los viajes es que nos dejamos llevar por las experiencias que vivimos en cada destino. El destino de hoy, La Palma, y toda la experiencia que he relatado, ha sido posible gracias a estos compañeros de viaje:

- A Visita la Palma y todo su equipo, que nos regaló un pedacito de su preciosa isla en forma de deliciosa gastronomía palmera.

- A Blog on Brands, que nos permitió embarcar en un viaje sin necesidad de aviones, barcos, trenes ni coches.

- A Espacio Cocinea, por dejar que un pedacito de Madrid se convierta en un viaje hacia La Palma.

- A todos los compañeros blogueros que compartieron sus sensaciones en una noche viajera intensa y divertida.

- A Juan Carlos y Mónica, los chefs que nos guiaron en este viaje a La Palma a través del gusto y del oído, gracias a las folías y a esta Pola Picona que si o si, tengo que compartir:


Maja, maja, moja moja, 

moja moja, maja maja, 

el que no maja no moja,

 y el que moja... mejor pa él.

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