Asentados a orillas del Atlántico, esperan tranquilos a que un viajero curioso se desvíe de la carretera principal para recorrer su desordenado trazado. No se encuentran en la ruta marcada de muchos de ellos, que pasan de largo mientras siguen escondidos entre el agua, los acantilados y las cumbres heladas. Los fiordos del Este de Islandia son más pequeños que los del Oeste pero merece la pena adentrarse en sus tranquilos pueblos de pescadores y sus serpenteantes carreteras. Tras cada curva se esconde una sorpresa, uno de esos paisajes imposibles que se vuelve a hacer realidad en este país. Aquí os contamos qué ver en los fiordos del Este de Islandia, en una etapa entre el pueblo de Höfn y Egilsstadir.
Djúpivogur, pueblo de pescadores
Salimos de Höfn, pueblo al que habíamos llegado tras una espectacular etapa entre lagunas glaciares, y volvemos a nuestra querida Ring Road en dirección Djúpivogur. En algo más de una hora llegamos a un pequeño pueblo que nos recibe con un estruendoso silencio. Paseando por sus calles, se percibe el estilo de vida islandés que nada tiene que ver con nuestro querido Madrid. Un grupo de niños en bicicleta persigue a su profesor. Hoy toca dar la clase en el puerto, el más antiguo de los fiordos y de donde salen los barcos a la isla de Papey.
Pero en el pueblo llaman la atención sus dos edificios de colores, también los más antiguos del pueblo. El primero de ellos, de color rojo, data de 1790 y alberga una cafetería y un pequeño museo. Su vecino, de color negro, alberga unos aseos públicos y desconocemos si, además, tiene otros fines más productivos y naturales que éste. Muy cerca se sitúa la Oficina de Información Turística donde os pueden informar de todo lo que os ofrece los alrededores de la zona donde destacan lugares muy codiciados por los ornitólogos o incluso una playa de arena negra a la que se llega tras un sendero.
Tenéis más información sobre avistamiento de aves en la página www.birds.is
Casas antiguas en Djúpivogur |
Cascada Sveinsstekksfoss
Retornamos a la Ring Road y tomamos una carretera con indicaciones hacia Fossardalur. Una carretera de gravilla nos deja en dos minutos en una zona que no estaba marcada en nuestro mapa pero que nos gustó mucho. La cascada Sveinsstekfoss deja caer el agua con una inmensa fuerza que te pone los pelos de punta. Un pequeño camino te permite observar el río glaciar que nutre de agua a la cascada y, si el tiempo lo permite, se puede llegar andando hasta otra cascada llamada Múlafoss. A mitad de camino, podéis encontrar un camping, por si queréis dormir con el sonido del agua.
Breiðdalsvík
Volvemos a recorrer la carretera principal, esta vez rodeando el fiordo Berufjördur con un paisaje precioso donde las paredes de riolita te observan desde lo alto. Así llegamos al pueblo de Breiðdalsvík, un pequeño pueblo donde comimos con unas vistas inmejorables. En el pueblo, que puedes recorrer caminando, destacan varias esculturas de madera que a nosotros nos inspiran motivos pesqueros. Que cada uno haga su interpretación.
Neveros y paisajes entre fiordos
La carretera 96 continúa bordeando los fiordos donde las vistas te hacen parar el coche a cada momento para disfrutar del paisaje. Eso sí, tened en cuenta que, al desviarnos de la Ring Road, hicimos más kilómetros pero a nosotros nos mereció la pena. Los fiordos son una maravilla que merece la pena contemplar y ya depende del tiempo que tengas para ver todos los que hay o detenerte en algunos. Nosotros llegamos hasta el fiordo Reydarfjordur y, desde ahí, conectamos con Egilsstadir a través de la carretera 92.
Esta última carretera avanza hacia el interior atravesando paisajes donde se observan neveros y donde las vistas son una auténtica delicia. En alguno de los puntos la carretera es de gravilla pero está en muy buen estado por lo que puede realizarse con cualquier tipo de vehículo.
Piscina de Egilsstadir y noche en una cabaña
La ciudad de Egilsstadir es la más grande de la zona, lo que es un buen punto para hacer la compra en alguno de los supermercados (cuenta con un Bonus, el más barato de Islandia) o repostar gasolina. Pero si algo merece la pena de esta ciudad es su piscina municipal que, para nosotros, fue de las mejores de nuestro roadtrip (y probamos unos cuantas...). Es bastante grande y cuenta con jacuzzis calientes, cuba de agua fría, sauna, piscina templada, etc. El mejor final después de un día de aventuras.
Pero todavía nos quedaba otra experiencia que hay que vivir en Islandia: dormir en una cabaña de madera en mitad de la nada. A unos kilómetros de la ciudad se encuentra Stóri Bakki, una cabaña donde disfrutar del silencio más absoluto, sin nada más que la naturaleza como vecino.
Información práctica de la etapa
Kilómetros totales: 294 km.
Gasolineras: Hay una gasolinera en Djúpivogur y en Breiðdalsvík. También tenéis varias en Egilsstadir.
Gasolineras: Hay una gasolinera en Djúpivogur y en Breiðdalsvík. También tenéis varias en Egilsstadir.
Supermercados: En Djúpivogur podéis encontrar dos supermercados pero merece la pena esperar hasta Egilsstadir para poder ahorrarse unos cuantos euros en el Bonus que es bastante más barato que los anteriores. También encontraréis cajeros en ambos lugares.
Piscinas: En estas dos ciudades también hay piscinas municipales pero os recomendamos la de Egilsstadir. Su precio es de ISK 700 (6€).
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